sábado, 4 de febrero de 2012

"Todas las mujeres son unas putas, menos mi madre"


Durante años la sociedad moralista de nuestro pintoresco país, se ha encargado de clasificar a todas las mujeres en dos categorías….

La primera; utilizada para elevar y en cierta forma mantener una presión hacia aquellas mujeres "de conductas correctas". Y en la segunda; para rechazar a todas aquellas que no encajen dentro de la primera porque ya no cumplieron alguno de los requerimientos para serlo... Chales… y ni como protestar a todo eso, si es parte de nuestra cultura arraigada desde los tiempos de la Conquista. Si bien lo decía Don Octavio Paz, por un lado glorificamos a la imagen femenina porque representa a nuestra buena madre y protectora (La Virgen de Guadalupe), en cambio por el otro continuamos resentidos con ella… con esa mujer que traiciona, que deja, que olvida (La Malicnhe)… lo más raro de todo esto es que hay mujeres que apoyan esta actitud, que le dan soporte y además la reafirman interpretando el papel que la misma sociedad les asigna… Como si ser puta fuera la onda… o el ser fresa y mojigata tuviera un premio… que no mamen….


Cierto es que en toda mujer hay algo de santa y un poco de puta… el equilibrio, la igualdad y el respeto entre las personas es lo que nos hace crecer como sociedad, porque incluso aquellas damas que comercian con su cuerpo por las calles son unas Santas y las que se pasan la vida recluidas bajo la custodia del moralismo son unas putas.

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